Se fundieron nuestras culturas, nuestras historias. Más de trescientos niños pasaron por las librerías. Unos, acompañados por sus educadores; otros, por sus familias.
Jugamos con las palabras, diferentes pero iguales, escuchamos cuentos que nos ayudaron a hacer un puente con las historias, con sus palabras, con canciones. Hoy las dos orillas del Charco en El Dragón Lector están más cerca.